domingo, 10 de agosto de 2008

El camino al infinito

En una playa encantada
escondidos de las miradas,
nuestros cuerpos bailan la danza
de la pasión, la lujuria y el amor.

Tus manos encienden el fuego,
lo alivias con el roce de tu tacto.
Mis susurros ensordecen tus oídos
y palpito al compás de tus gemidos.

Las huellas de tus yemas
en mi piel quedan grabadas.
El roce de mis labios
tus desniveles tallan.

Y en la maraña de emociones
que sofocan mi aliento,
no pienso, solo siento…

Ya no estoy sobre la arena,
de esa playa desierta.
Con los ojos cerrados,
levito, me elevo…

Y en el camino al infinito
en el que solo existen los sentidos,
entre mieles y vapores,
juntos nos diluimos…