sábado, 18 de octubre de 2008

Una sensual oración de amor


El poder del mar en ondas y cristales, que les vi nacer mientras la alfombra cobijaba mis pensamientos y un escurrimiento de plata tocaba mis pupilas, el algodón y el crepúsculo ya me habían extasiado y ahora a punto del sopor levitaba en el horizonte oceánico. La cintura de una ola se tatuo en mis brazos y mirtos de amor pululaban mis sueños. Fue entonces que el maquillaje de una caricia purpúrea se acercó a mi pecho y encendió mi voluntad. El agua con su gala marina, la noche con su atuendo místico y la luna in crescendo me trajeron la imagen del sueño y toqué su interior. Las perlas en su voz, la blancura en sus senos desnudos, la muralla en su vientre y las torres en que andaba eclipsaron mi ser; entonces, desde la sinuosidad de su cuerpo, se extendieron sus brazos a mí y me tomaron en sus manos para izarme al cielo; me llevaron a recoger las guirnaldas que germinaban en las estrellas y que en su gracia y beldad, peregrinas del tiempo y la distancia orlaban sus plegarias y descuellaban en su falta de pudor, en el cúmulo dorado de su amor que por mi solicitaba.
Pedía al firmamento lo mismo que yo...un amor eterno.

Desde entonces hacemos un coro de aire, fuego y agua ...una oración de amor.