martes, 5 de agosto de 2008

Triángulo de Noches de Luna




Hermosos los gemidos de la noche,
intenso el suspiro ansioso de la luna;
es todo lo que recuerdan mis dedos,
lo que rememora mi lengua,
y lo que aún palpita en mi piel.

A eso vine con la euforia de mi mundo
a reconocer ese placer profundo;
en que se me olvida que soy hombre
y me transformo en animal nocturno.

Mírame!
Me decía la Noche sosteniendo mi rostro,
apretando mi carne, me veía y le miraba,
sus piernas bien abiertas le besaba
y la luz de la Luna me quemaba.

El firmamento ardía y se iba abriendo,
se abrían las alas de la Luna y sonreía.
La noche...susurraba de placer
y parte de mi cuerpo vi crecer.
Entre la Luna y la Noche me excitaba
y aquella parte in crescendo...penetraba.

Toque el fondo oceánico de la nocturnidad,
y a la Luna le robé un poco de humedad.
El amanecer nos encontró desnudos-descalzos.
Hombre en medio y Noche-Luna en los brazos.