miércoles, 11 de marzo de 2009

Ardiendo en deseo


¿De qué me sirve ese lado de la cama
si se hace cóncavo bajo la bóveda de tu hueco?
Siento mi cuerpo arder, me quemo en deseo,
en torbellino que gira formando una bola de fuego...

Y te pienso...

Bajo el arco de mis piernas un río empieza a manar
y te sueño...te modelo al antojo de mis cavernas,
tu figura etérea recorriéndome con la lengua
y mi tronco se arquea, en flor que se abre y se cierra.

Puedo entonces imaginar que tus huellas están en mis dedos
y jugar, a ciegas, a caer en la tentación de tus invisibles manos,
un escalofrío me recorre sólo con pensarlo y contengo un gemido
que al roce, dactilar y prensil, se escapa en ligero ulular.

Cómo quisiera dejar de imaginar...y sentirte real,
aquí entre estos senos, que turgentes, se ofrecen sedientos a tu boca,
suspirar como fiera embriagada de la más alta lujuria
y bajar con mis labios desde la puerta de tu ombligo, de tu vientre
hasta el umbral que separa tus muslos...calientes


¿Qué será esta incandescencia que me convierte en espontánea combustión?
en espasmo sediento de tenerte, de enredarte conmigo en mi convulsión,
no puedo más...hay lascivia emanando vapor por todas mis fibras
y me muero de calor hirviendo entre ríos de lavas que te reclaman.

¿Dónde estás?
¿no ves que mi cuerpo se está consumiendo en desesperación?
me estoy quemando y quiero quemarte conmigo,
una hoguera, un incendio que sofoque los fluidos vertidos.

Ven y apágame, devora y vuelve a encender,
ven...te necesito,
a ti, a tu piel, a tu cuerpo, tu sed...tu aliento,
los labios, boca, manos...
quiero verte retorcer,
escuchar tus gritos de placer,
quiero enloquecer contigo bajo una nube de gemidos,
subir y bajar, voltear, lamer...
quiero que entres en mí,
en mi carne, muy adentro,
te quiero dentro de mí...

Y me quemo, me quemo...me quemo....

domingo, 8 de marzo de 2009

Necesito...


Necesito tenerte aquí… en este momento,
quiero sentir tus manos acariciando mi figura.
Perderme en la dulzura de tus labios,
saborear lentamente la humedad de tu piel.

Necesito que estés aquí… conmigo,
que tus yemas graben huellas ardientes en mi cuerpo.
Te enloquezcas de pasión entre mis pliegues
y susurres en mi oído tu placer.

Quiero construir estremecimientos del tacto
y transformar los suspiros en gemidos ahogados.
Perdernos en la lujuria que nos abraza
cuando tu cuerpo se enreda entre mis piernas.

Quiero sentirte aquí, muy dentro,
cuando se elevan las pulsaciones en mi pecho,
para ahogar un tu boca un alarido
en el instante que te diluyes en mi centro.