lunes, 22 de diciembre de 2008

La mujer no dice nada...


Por aquella rendija de mis sueños entra la Mujer.
No dice nada. No alza su mirada. Calla.
Pero su cuerpo lumínico por si mismo habla.
La Dama pretende en su incursión el placer.

Por la puerta de mis sueños vuelve en cada noche,
entra, cierra la puerta y camina hacia su esquina.
Se acomoda sensualmente y en primer instancia
parece esquiva y aún no encuentro el por qué.

Pero si permite mi acercamiento y atiende mis palabras, eso lo sé,
pues de cuando en cuando se mueve, inspira o suspira...eso no sé.

Poco a poco la diva se relaja.
Pongo una mano en su espalda...
con la otra la empujo y ella baja
y reposa en mi brazo-almohada.

Cada vez que le hablo...su sonrisa
una mueca sobria, débil, indecisa;
pero ahí esta y levemente me mira
palpita más aprisa, si, más aprisa
y mis manos le tocan bajo la tela.
Me mira, no dice nada... suspira

(Una pierna es izada, como una vela)

Desde mis labios desciendo en beso
y los labios con que sueñan mis ojos;
se abren francos a mi deseo...y beso...
la niña trémula, sí atiende mis antojos.

Enseguida su tersa piel despierta,
no dice nada, pero se transforma;
aunque su palabra parece muerta
su cuerpo evoluciona en mil formas.

No dice nada, pero si atiende mi fuego...se enciende...eso lo sé.
Se mueve, una y otra vez se mueve, inspira o suspira...eso no sé.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Mis lágrimas besaran tu desnudez


A veces siento que solo soy ojos,
que en mi cuenca confabulan lujuria y deseo,
que una llamarada hurga mis retinas
y que la impaciencia por observarte
es constante desvelo.

Que tu haces estrabismos cuando yo voy ciego,
que todas mis glándulas segregan la ansiedad
por meterte entre mis sueños.


A veces siento que mirar no basta,
pero si mis ojos pudieran tocar...
mis lágrimas besarian tu desnudez
y se encabalgarían en cada centimetro de tu piel.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Soy...


Soy la sombra que en la noche llega
a envolver tu alma en la niebla.

Soy el ave de plumas negras,
que despliega sus alas sobre tus yemas.

Soy el susurro del viento
que suspira en tus oídos mi aliento.

Soy el eco de los latidos
de tu corazón junto al mío.

Soy el despertar del deseo
de dos cuerpos adormecidos.

Soy el ahogado gemido
que nació al vibrar de los sentidos.

Soy el camino de huellas
que labraste en la humedad mi piel.

Soy el rocío de una estrella
que bañó tu cuerpo de agua miel..

Soy el canto de una sirena
que hipnotizó tu corazón.

Soy la llama que arde en tu alma
y te hace vibrar de pasión.


Soy volcán…
Tú eres lava…
Derramado en mi interior estallas….

jueves, 4 de diciembre de 2008

Y nos dejamos llevar


Oscuras imágenes se apropiaron de mis sueños,
envolvió mi mente el alarido solitario.
Se rasgo el firmamento
arrojando tu eternidad sobre mi cuerpo.

Fuimos noche, fuimos humo,
fuimos sombra oculta en el horizonte.
Se apagó la luz de las estrellas
y en la negrura extensa que creamos
nos fuimos devorando palmo a palmo.

Dejamos huellas indelebles en las carnes,
saciando los marfiles de tus fauces,
ensangrentados los marfiles de mis garras
de arañar en éxtasis tus sombras.

Arrancaré ese silente corazón de tu alma,
entre mis manos palpitará eternamente
regocijando con su savia mis colmillos,
mientras mi esencia afluye a tu vientre.

Suspira tu muerte en mis entrañas,
derrama tu no vida entre mis piernas.
Libemos gota a gota nuestra esencia,
calmando esta sed ansiante,
explotando en vampíricos orgasmos
de simiente y sangre.

Y me deje llevar


Apagado resplandor púrpura,
tenues rayos que en tu piel perdidos,
de palpitares y delirios,
invadía mi mirar.

Sensaciones que entre signos,
entre el sueño y el esquivo despertar,
nos hicieron humo y nos hicieron no vivos,
nos hicieron noche y fulgor de estrellas.

Sin palabras en el viento,
sin letras en los dedos, s
in restricción alguna,
fusionemos la inmortalidad sin sentido,
vagabundos e infernales
formaremos un destino:
El tuyo y el mío...

Rasgando el firmamento fui arrojando,
pedazos lánguidos de mi eternidad,
desde mis tinieblas y mis afiladas garras,
formé la palabra y te di mil lunas negras.

Y en cada despertar a la noche,
te di mis sangrantes labios ,
aun sabiendo que eras de la Soledad,
fui dejando un alarido en cada alba,
para que soñaras.

Toda una vida siguiendo tu tétrica huella,
y hoy estás dispuesta en el fuego de una mullida cama.

Veo la melancólica niebla que cubre tus senos,
sonrió y con el dolor guardado,
me dispongo a beber tu alma.

En el fondo de mis quebrantos, ya te esperaba
y ahora le das sentido a los misterios de la negra gloria.

Ahora puedo surcar tus carnes con estos marfiles en los dedos y en las fauces,
hoy estas a la puerta de mi historia, y de mi infinita oscuridad;
tan solo respira y dale vida a tu no vida,
y has que la mía explote entre tus piernas.

Arranca este corazón silente de mi alma
y hazlo latir entre tus manos;
presenta tus colmillos
y succiona ésta oscura savia inmaterial y eterna.


Letra de Silence