martes, 14 de julio de 2009

Directamente de tus montañas.


Directamente de tus montañas
De tus senos
Beberé hasta saciar mis sueños
Hasta arrancarme los pecados de la timidez.
Será mi boca quien retire la escarcha que escurre de entre candidez
Sea la prisión para el manantial que escurra de ellos.

Incendiaré tus muslos,
Tu vientre
Tus vapores anhelados.
Tu piel de mujer.

Haremos conjunción en la respiración
Con el oxígeno en plena combustión.

Tenderé mis manos a tus ancas
Y te acunaré,
Levitarás en mí y te dejaré hacer.
Para que suspires,
Para que hagas lo que tienes que hacer.
Para que te eclipses, para que ebulliciones
Para que osciles, para que mientras subas
Mientras seas hoja, pétalo, alfombra.
Mientras gimes
Que yo te pueda sentir, tocar y ver.

Me haré la más delgada niebla,
Acosaré la floresta duraznal de tu vientre,
Me dispersaré en tus pliegues
Arremeteré en tus entrañas;
Como quien dice, piensa y habla
Y de entrar o salir, prefiere siempre
que tus fluidos retengas
o sin meditarlo te entregues
como lo haces cuando duermes
de la noche a la mañana
y expires hecha agua.